Egoismo Espiritual

Nuestro Gran Problema por el Pastor Ismael Parrado
Aquella tarde, Pedro el apóstol, fue sorprendido por la invitación que en forma exclusiva el señor le hizo, para que con Jacobo y Juan, le acompañaran hasta un monte en el cual, él pensaba tener algunos momentos de oración.
¿No eran doce los discípulos que el Señor había escogido? ¿Por qué solamente ellos tres? 
Algo importante estaba pasando y seguramente el maestro tenía algunos proyectos importantes para con ellos y seguramente había visto a Pedro como un dirigente de características especiales.
Para sorpresa de pedro y de sus dos compañeros, al llegar a lo alto de aquella montaña, no hubo palabras de felicitación o reconocimiento, ni siquiera se les dijo cuál era la razón de estar allí.
El relato bíblico nos dice que el Señor, “Se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” Mat 17:1-2 
No era lo que ellos esperaban pero si lo que el Señor tenía preparado para su educación en el sentido de conocer más del reino de los cielos para poder enseñárselo a las generaciones venideras.
Para aumentar su asombro nos sigue diciendo el relato bíblico: 
“Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” Mat. 17:4
La bendición era completa; no se podía pedir más. Ya bastante bendición tenían de formar parte del grupo de 12 elegido por el Señor, y ahora aquella bendición se acrecentó al ser elegidos ellos tres de entre los doce para estar con el señor en esta experiencia; y para colmar de gozo los corazones, tenían frente a ellos y guardando los costados del maestro, nada menos que a Moisés, el libertador de Israel en cuanto al cautiverio egipcio y al profeta Elías que desafió y venció al más grande icono del paganismo que hubo en toda la historia de Israel: La Impía Jezabel.
Fue en ese momento cuando motivado por la impresión, Pedro emitió unas expresiones que dejaron ver sin lugar a dudas lo que había en su corazón.
Los relatos de Lucas y Marcos en sus respectivos evangelios, nos ayudan a comprender que fue lo que pasó en aquellos momentos.
Refiriéndose a este evento Lucas 9:33 nos dice que pedro dijo lo que dijo, “No sabiendo lo que decia”
Por su parte Marcos abunda un poco más y señala que “No sabia lo que hablaba pues estaban espantados” – Mar.9:6
Las palabras a las que se refirieron marcos y Lucas están en el versículo cuatro del capítulo 17 de Mateo;
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mat 17:4 
Estas palabras de acuerdo a los otros dos evangelios citados aquí, fueron forzadas a causa del espanto que les llenó sus corazones al sentirse que estaban en la misma presencia del lugar santísimo del cielo y ellos sabían que estar en la presencia del SANTO, podía significar su muerte en forma inmediata.
No era el propósito de Jesús llevar a sus discípulos a morir en aquel monte, pero si, aquella experiencia llevó por lo menos a Pedro a señalar el sentimiento que había en su corazón: Egoismo
Cuando Pedro pronunció aquellas palabras, pensó que aquella bendición no se podía permitir que se evaporara y para eso era necesario hacer algo que agradara al Señor. 
Fue por eso que propuso las tres enramadas para cada una de aquellas personas que ellos tenían al frente.
Sin embargo no vemos que Pedro dijera, “corramos montaña abajo y avisemos a los otros discípulos para que ellos también reciban la bendición” ¡No!
Se preocupó por ellos y olvido a los que quedaron abajo esperando el regreso del maestro con los que había elegido.
Oh amados; cuantas veces el egoísmo asoma a las puertas de nuestro corazón para hacernos sentir que las bendiciones que el Señor nos da para que las compartamos, son solo para nosotros.
Somos como Pedro en aquel momento, que pensó en lo que ellos podían recibir y que de hecho lo recibieron, pero que no pensaron lo bueno que hubiera sido que los doce hubiesen estado allí.
Culmino este pensamiento con una reflexión nacida de mi corazón: “Procuremos subir siempre al monte, pero una vez en medio de la Bendición, recordemos que no estamos luchando solo.
Que hay millones de Hermanos que están buscando también La Bendición de Dios y en ellos hay que pensar”
Que el Señor te bendiga ricamente.
Buenos Aires
04/01/2014

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