El buen pastor la vida da por las ovejas

En este tiempo las Iglesias están enfrentando dos problemas, uno de ellos se llama apostolitis crónica, en este tiempo muchos quieren ser apóstoles y ya no quieren ocupar otro ministerio y el segundo es el Liderazgo posesivo, en que todos quieren ser líderes pero no servidores. La realidad es que Jesús buscaba personas con nombres, incluso nunca llamo mis apóstoles a los doce, para él eran sus amigos o sus servidores. Cuando buscamos candidatos que ocupen un puesto tan importante como las de un líder, siempre deseamos que tengan las mejores características. La Biblia dice: ” el buen pastor la vida da por las ovejas”; pero en este tiempo todo mundo quiere ser líder, todos quieren gobernar y mandar pero muy pocos quieren ser servidores. Si pudiéramos regresar el tiempo y mandar un comité de la iglesia para entrevistar a algunos héroes de la Biblia y así buscar un pastor, estoy casi seguro que les hubieran descalificado. Veamos un informe aproximado. Noé: Aunque predicó ciento veinte años no ganó almas, lo que indica falta de credibilidad. También parece ser que tiene problemas de alcoholismo (Génesis 9:21). Como pastor queda descalificado. David: Nos dimos cuenta que tiene un gran talento musical y poético, pero no sabemos si sabe predicar. Otra cosa que se supo es que tuvo problemas de inmoralidad. Como pastor definitivamente no califica. Tal vez se le pueda dar oportunidad como ministro de música, pero eso será más adelante. Salomón: Este hombre dedica demasiado tiempo a escribir y, además, tiene tantas esposas que nuestra congregación no podría pagarle lo suficiente. Jeremías: Se necesita un predicador que traiga alegría y que anime a la congregación. Este profeta, como pastor, nos deprimiría demasiado, pues le gusta llorar mucho. Juan el Bautista: Es un buen predicador y con buenos resultados, pero se viste muy extraño. Además, come muy raro también. ¿Imagínese que llegue un día a la iglesia con un panal de abejas y unas langostas para las ventas del domingo? Si miramos las fallas o los aspectos negativos de los candidatos nadie calificaría, al contrario, sería mejor ver las cualidades positivas de cada uno de ellos, y ayudarles por medio de seminarios y de esa manera puedan desarrollar sus talentos para que trabajen en la obra del Señor Jesucristo. Ninguna persona va a desarrollar un trabajo con excelencia si no lo capacitamos, si no dedicamos tiempo para hacer de ellos buenos ministros. Sabemos que cada persona puede ser un gran líder cuando desea glorificar al Señor en su vida, y hará todo lo posible para someterse a las disciplinas de capacitación y desarrollo personal. Algunas de esas cualidades deseables serían: 1. Su entrega: la anegación para poner los intereses de Dios sobre sus propios intereses. También vivir y luchar para ayudar a otros a lograr sus metas. 2. Valor: Su capacidad para entrenarse en situaciones de peligro o desánimo, y motivación para emprender empresas difíciles. 3. Su capacidad para tomar decisiones: Poder tomar decisiones firmes con rapidez, donde otras personas vacilan y temen comprometerse, especialmente en situaciones urgentes. 4. Persuasión: Que tiene habilidad para convencer y ganar la voluntad de los demás, en favor de las metas y aspiraciones propuestas. 5. Humildad: Esta virtud modera el exceso del ensalzamiento propio. Un filósofo dijo:“Un hombre grande es aquel que nos hace sentir grandes cuando estamos cerca de él. 6. Responsabilidad: Madurez para responder ante el fracaso así como ante el éxito. 7. Aptitud: Disposición para hacer algo bien. Conjunto de habilidades y destrezas en el campo de su trabajo. 8. Entusiasmo: Cualidad innata que se contagia y que se puede desarrollar como una forma de vida. 9. Integridad: En un mundo lleno de deshonestidad, el líder cristiano debe guardarse de toda deshonestidad. 10. Generosidad: Actitud indispensable que lleva a dar más que los demás. Dar tiempo a las necesidades de la gente. Eres capaz de decirte: “Viví a través de este horror; por lo tanto, puedo enfrentar lo próximo que venga”. Muchas veces un acto de valentía produce resultados inesperados positivos. Así es que mis hermanos no busquemos lo negativo de las personas, sino las virtudes con que ellos pueden hacer que las cosas cambien para el bienestar de este mundo. Y así seguiremos el ejemplo del gran Maestro Jesucristo y ganaremos las naciones y enseñaremos la verdad del Evangelio. Que Dios te bendiga.

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